viernes, 26 de febrero de 2016

Fin de semana

Se acerca el fin de semana. No es que sea noticia, es algo que ocurre todas las semanas, pero siempre tiene algo de especial cuando está cerca. Para muchos es noticia que llueva, nieve y no haga un tiempo apropiado para estar en la calle. La solución mayoritaria en esta época del año suele ser huir del frío en centros comercial o, si la economía y los gustos así lo aconsejan, buscar más frío en puntos más elevados para esquiar o hacer senderismo.

¿Alternativas? Muchas. Personalmente, me decanto por una. Sé que puede sonar raro, pero yo quiero #leer algo nuevo. Ese libro que llevaba tiempo almacenando polvo en la estantería o ese que estoy a punto de comprar. Bueno, en realidad, hace ya mucho que no leo un libro que almacene polvo. Hace ya tiempo que me pasé a la era digital y desde que me regalaron un libro electrónico (no voy a decir la marca, porque Amazon no me paga por ello y el Kindle no necesita publicidad) he descubierto un mundo de nuevos escritores independientes, que como yo, publican sus escritos pensando que alguien puede emocionarse algún día con ello.

Por las páginas de literatura gratuita en la red, nos podemos encontrar grandes obras de gente tan desconocida como yo y otra obras, más grandes aún, de esos escritores que ya en mi época del colegio aparecían en mi libro de literatura. Todo gratis. Pero más allá de lo gratis, también hay lectura a precios asequibles. Por el precio de un café nos podemos encontrar miles de ebooks, si subimos el precio al que nos puede costar una copa en cualquier bar que abra más allá de medianoche, tenemos más de la mitad del catálogo de los grandes distribuidores. Así que... ¿por qué leemos tan poco?

La verdad es que yo no tengo respuesta, por yo soy muy raro y soy de esos que leen más de lo que beben y no estoy seguro de que eso sea algo bueno. 


viernes, 19 de febrero de 2016

La soledad

De pequeños, nacemos acompañados y normalmente seguimos así hasta bien pasada la adolescencia o incluso cuando ya se acerca la madurez. Nuestro padres y hermanos (si se tienen) forman nuestro círculo de estabilidad, nuestro apoyo y nuestra distracción siempre que no tenemos nada mejor que hacer.

Llegamos a nuestras casas y siempre hay un padre o hermano dispuesto a preguntarnos por nuestro día o a sentarse a nuestro lado a la hora de la cena. Cuando nos vamos haciendo mayores, no siempre son compatibles nuestros horarios y no siempre compartimos los mismos momentos que cuando éramos niños, pero siguen estado ahí, aunque sólo sea de vez en cuando.

El cambio más grande se produce en nuestros primeros años de independencia, cuando no lo hacemos a través de una pareja o grupo de amigos. Tras nuestra jornada laboral, llegamos a una casa que está vacía, en la que todo está tal y como lo dejamos al irnos por la mañana y donde hasta nuestra respiración hace eco.

Cenamos solos, dormimos solos, nos levantamos solos... De vez en cuando rompemos la monotonía con la visita de familiares y amigos, que se acaban yendo a sus casas y nos vuelven a dejar solos. Si cumplidos los treinta, no tenemos una pareja estable, los muros se hacen cada vez más gruesos y los techos más bajos y sentimos esa sensación de agobio que nos abre las puertas a un mundo exterior que sigue ahí. No apuntamos a gimnasios, a cursos de idiomas o de cocina, a clubes de senderismo... a todo lo que encontramos y que no nos desagrada en exceso. Con ello gastamos nuestro dinero en llenar un tiempo que nos sobra y que nos hace pensar que nuestra vida no nos lleva a ningún sitio.

Llegadas las vacaciones visitamos destinos a cual más exótico y cuando nos damos cuenta, los cuarenta están ahí... y nosotros seguimos sin pareja y sin ningún atisbo de tener descendencia. Buscamos entonces un persona con la que llenar esos huecos, con la que compartir esos vacíos y transformar esas vacaciones exóticas en vacaciones románticas. Cambiamos destinos pero no cambiamos el resultado. Seguimos teniendo el mismo vacío. En navidades, cada uno por su lado y tal vez en alguna celebración familiar aparece un hueco para "acompañantes".

Seguimos con nuestras vidas pensando que ya lo tenemos todo hecho, que el camino ya está delimitado y solamente hay que seguirlo. Tal vez, tener algún día no muy lejano hijos y ceder por el bien de la pareja en nuestros gustos más alejados del otro. Un buen día aparece por el camino esa persona que te cambia todo, que te hace ver que el mundo es diferente a todo lo que habías imaginado. Y es ahí cuando te das cuenta de que la soledad no era ser la única persona en la habitación, la soledad era sentirte vacío aún teniendo a alguien a tu lado.

jueves, 11 de febrero de 2016

¿Qué ver en Florencia?

Florencia

Cuando llegan las vacaciones en Italia, Florencia -o si lo decimos en italiano, Firenze- es un destino muy popular y una vez allí, entiendes el motivo. Es el lugar adecuado para los que disfrutan de la historia y el arte, con innumerables museos e iglesias – como la catedral de Duomo – que les mantendrán entretenidos. Pero si no te gusta la historia, no te preocupes, basta con dar un paseo por la ciudad para encontrar cosas que ver por todos sus rincones. Y por supuesto, si te gusta la moda, ¡sal de tiendas!

Oltrano

Florencia es una ciudad romántica y tradicional, con múltiples cosas para ver y hacer, especialmente en Oltrano, una zona de artesanos con un regusto de orgullo de la clase trabajadora. La zona es perfecta si quieres salir de la zona mas bulliciosa y vivir como un florentino más en un barrio auténtico. Si lo que quieres es disfrutar de la cultura florentina; por qué no visitar alguna de las maravillosas iglesias de la zona. Puedes encontrar una de las más antiguas iglesias de Florencia visitando San Miniato al Monet, que data del siglo XI o de Santa María del Carmine que fue casi destruida por un incendio pero que conserva una larga lista de frescos. La paz de Oltrano es perfecta para estancias cortas en Florencia con el Giardino Bardini, un lugar imprescindible para los aficionados la botánica así como para obtener algunas de las mejores instantáneas de la ciudad desde un lugar idílico en las afueras. Y si hablamos de vistas fascinantes, la Piazale Michelangelo es un punto con extraordinarias vistas en el que te puedes tomar un café en una de sus muchas encantadoras cafeterías.

San Marco

Los entusiastas de la arquitectura y los expertos en arte, encontrarán en Florencia como en casa, puesto que tiene maravillas como el complejo religioso de San Marco. Esta antigua iglesia y convento es actualmente un museo con una amplia selección de exposiciones temporales y piezas permanentes. El complejo ha albergado a numerosas celebridades a lo largo de los años, siendo el más famoso el pintor Fra'Angelico. Sus detallistas frescos lo convierten en uno de los mejores interiores que pueden albergar un museo. El museo también contiene unas cuantas obras dignas de mención como la “Crucifixión” y “La Anunciación”, así como un bello fresco de Ghirlandaio titulado “La última cena”. No olvides visitar la biblioteca construida en San Marco por Michelozzo para admirar su extensa colección de manuscritos.

El Duomo

No puedes visitar Florencia sin conocer su famoso Duomo, cuyas torres se pueden ver desde toda la ciudad. Esta bella catedral fue proyectada por Filippo Brunelleschi en honor de Santa María del Fiore sobre los cimientos de la iglesia de Santa Reparata del siglo VII. Su gran cúpula renacentista es la principal característica de esta impresionante estructura construida sin andamios. Para lograr las mejores vistas del interior de la cúpula hay que subir sus 463 escalones para estar lo suficientemente cerca, pero vale la pena el esfuerzo. La zona que rodea el Piazzo del Duomo está repleta de bellos edificios como la Baptistería de San Juan y el campanario de Giotto por nombrar algunos. Además, para los amantes del arte es necesario vistar la Galleria dell'Accademia para ver destacadas obras de arte entre las se que incluye una colección de pinturas renacentistas y mundialmente famoso David de Miguel Ángel.


Santa Croce

Santa Croce es perfecto si estás buscando una mezcla moderno y tradicional en los elementos de la cultura florentina. Recorre los escaparates de la zona para ver tiendas que ofrecen auténtico cuero y artesanía mezclados con las mejores cafeterías y bares de moda. Los turistas y los propios florentinos se sienten atraídos por esta zona donde se celebran numerosos festivales y conciertos cada año. Si la vida nocturna es el principal objetivo, entonces Santa Croce es, de largo, el lugar que estabas buscando.

Para dar un toque cultural, date un paseo por la iglesia que da nombre al barrio. La iglesia de Santa Croce es un asombroso edificio con magníficos fresco de grandes artistas como Gaddi y Giotti. Es difícil de creer que todo esto se podía haber perdido para siempre en la devastadora inundación de la iglesia de 1966. Se puede comprobar hasta donde llegaron las aguas en la placa que marca su nivel en las paredes y los pilares centrales. Muy cerca se encuentra la vieja biblioteca de Florencia, la Biblioteca Nazionale Centrale. Esta increíble biblioteca fue creada por Antonio Magliabechi como una colección privada, pero desde 1714 es de titularidad del ayuntamiento de la ciudad. Por culpa de los grandes daños por la inundación la biblioteca todavía continúa en restauración aún falta mucho para devolver a la colección su esplendor de antaño.

Figline Valdarno

Se puede lograr una escapada idílica fuera de las zonas turísticas en la localidad de Figline Valdarno. Encajado a los pies del monte Chianti, esta villa medieval tiene la huellas de la época de los romanos es también un centro arqueológico con numerosos fósiles encontrados en la zona. Esta villa agrícola ofrece algo diferente para una escapada en Italia y es la ubicación perfecta para descubrir sus alrededores llenos de encanto. Los paseos a lo largo de sus murallas dotan a la zona de un encanto especial. Descubre los típicos mercados de la toscana visitando Piazza Marsilio Ficino.

Campo di Marte

Es la cuna del deporte de la ciudad de Florencia. Edificado originariamente en el siglo XIX como base de entrenamiento del ejército de la Toscana, fue convertido en los años treinta del pasado siglo en el centro deportivo de la ciudad. Los aficionados al fútbol pueden ver el campo donde juega el ACF Fiorentina, el Stadio Artemio Franchi. Oficialmente fue construido en 1930 con una capacidad que actualmente supera los 47.000 espectadores. Si quieres hacer un descanso en las vistas deportivas, hay muchas más cosas como los helados. Badiani Gelateria es conocida en la zona por sus fabulosos gelatos. A pesar de ser cara, es capaz de mantenerse abierta desde el año 1979.

Forteza da Basso

La Fortezza da Basso es un gran ejemplo de las construcciones del renacimiento y también el lugar en que se aloja el Florence Exhibition Centre desde 1967. A pesar de que la fortaleza solamente está abierta para conferencias, es un lugar maravilloso de ver y también una inmejorable zona para pasar unos días por su céntrica localización.

Los conocedores del vino se sentirán como en casa en Florencia, donde podrán degustar los mejores vinos de la denominación de origen Chianti, uno de los vinos más reconocidos en la Toscana. Puedes disfrutarlos tanto de la forma tradicional en cualquiera de sus bares o acompañando una gran comida, sin duda el vino de Chianti es algo que no debes dejar pasar en tu visita a la Toscana.




miércoles, 10 de febrero de 2016

Riesgos menores

Muchas veces, tal vez demasiadas, he puesto en riesgo mi vida. Todo es un riesgo en la vida y más si no tenemos el suficiente cuidado. También soy consciente de que he puesto en riesgo a menores a mi cargo, pero siempre de forma medida. Cuando los he cogido en brazos se me podían caer, especialmente cuando he subido o bajado por las escaleras, también cuando los he llevado de un sitio a otro en el coche, porque no nos engañemos la silla de seguridad por muy homologada qué esté y por muchas estrellas que tenga, no es un escudo perfecto que actúe como un escudo inhibidor de todo golpe. 

Creo que todos mis riesgos han sido moderados, pero hay otros padres que no lo ven así, que llevan a sus hijos por esta vida con unos niveles de seguridad que no han resultado igual de moderados o, al menos, su resultado no ha sido así puesto que han tenido un trágico final. Se tratan de esos riesgos en los que no se ha quedado en "casi pasa..." o "a punto estuvo de...". Cada vez que veo las noticias y aparece un caso así, tengo la misma sensación de miedo de poder llegar a hacer lo mismo algún día con mis hijos, de forma inconsciente, claro está.

No se me ocurre acercarme a animales bravos o salvajes con un bebé en brazos, me parece algo lógico alejarlo de un animal, que por muy noble que sea, siempre puede hacer un movimiento inesperado que tenga un final triste. Tampoco se me ocurre dejar a un bebé con una persona que apenas conozco y confiar en sus bondades como cuidador de lactantes. Mucho menos, pasear por una zona en la que hay riesgo de recibir la dureza de las inclemencias de la naturaleza cuando hay alternativas.

No se me ocurre hacer cosas que yo puedo considerar un riesgo, pero no tengo muy claro dónde está el límite. Si llevar un bebé a un centro comercial es un riesgo, si subirlo al coche es un riesgo, si pasear por un parque cerca de donde juegan los niños al fútbol es un riesgo, ... En definitiva, sí sé lo que es un riesgo, pero no tengo claro lo que no lo es. Solamente espero que siempre que pase por alto una situación de riesgo, todo quede "a punto" de ser un "casi", porque si ya lo paso mal viendo noticias trágicas de niños no me puedo imaginar cómo me sentiría si le pasa algo (aunque no sea más que un golpe que acabe en un moratón) a un menor que esté bajo mi cuidado por una mala evaluación del riesgo.


lunes, 8 de febrero de 2016

Puertas giratorias

Han pasado las elecciones y todavía sigo escuchando este término por todos los lados. ¿Por qué? Pues no entiendo muy bien el motivo, pero la gente se empeña en seguir trabajando después de tener un cargo político de relevancia y busca su colocación.

Hay puestos que son más o menos ejecutivos y que tienen capacidad de decisión y por lo tanto requieren de unos conocimientos que pueden ser adquiridos durante décadas y luego aplicados en más de un puesto de trabajo. A la mente me viene el nombre de Rodrigo Rato, quien pasó por ministerios, fondos monetarios y entidades financieras. Todos los puestos tenían un hilo conductor de la economía y por algo el estuvo sus años estudiando para obtener una titulación que, al menos a nivel teórico, le capacitaba para ello.

Otros puestos son meramente representativos y sirven para dar publicidad (o abrir puertas) a grandes corporaciones a nuevos mercados. Nuevamente, alguien me viene a la mente y es Felipe González, que tras pasar por el gobierno de España y varios comités, tuvo su etapa en el sector energético como consejero. Capacitado para ello, se supone que estaba, puesto que no son pocos los consejos por los que había pasado previamente, ahora bien... no estaba bien visto.

Y ahí me surge la duda, ¿cuándo está bien visto el nuevo cargo y cuándo no? Pues no tengo ni idea... porque a priori lo único que se me ocurre es que si el puesto es a nivel internacional, no va a estar mal visto, pero poco más. Personalmente creo que se debería investigar la posible vinculación durante su etapa política con los titulares de las entidades en las que pasa su "prejubilación" los políticos que abandonan la vida política. Esto dotaría de transparencia su puesto y les dejaría en un lugar de honestidad que actualmente no tienen, pero aún así no sé si estaría bien visto. Al fin y al cabo, son caras conocidas en muchos círculos a los que llegaron tiempo atrás en representación de todos nosotros y luego lo utilizan para fines privados.

Estoy en contra de la prohibición de ocupar cargos en otras entidades, porque eso obligaría al estado a ofrecer cuantiosas pensiones que no son de recibo. Tampoco sería algo permisible por la legislación actual, puesto que cuando accedieron a la vida política no se les exigió elegir permanencia en la misma hasta el fin de sus días o engrosar las listas de desempleados. Si no podemos/debemos prohibir algo, no nos queda más remedio que permitirlo y dejar las cosas como están y está claro que no están bien como están ahora.

Así que... ¿cuál es la mejor opción? A mi modo de ver, la mejor opción sería un mundo perfecto en el que los políticos, que vuelven a la empresa privada se dedicasen a compartir su conocimiento en universidades y otros centros docentes de titularidad pública. De este modo, se podría aprovechar su conocimiento por generaciones venideras que aprenderían de sus aciertos y errores. De alguna manera, sería como convertir el Consejo de Estado en un comité de catedráticos eméritos y eso, siempre puede aportar más a la sociedad global que tenerlos compitiendo por cuotas de mercado en diferentes empresas.