viernes, 20 de junio de 2014

El el primer discurso de un nuevo Rey

Al escuchar los mejores momentos del discurso de coronación de Felipe VI, me vino a la mente un fragmento de un libro escrito hace más de quinientos años (como ya no tiene derechos de autor, reproduzco un fragmento):

En los Estados hereditarios que están acostumbrados a ver reinar la familia de su príncipe, hay menos dificultad para conservarlos, que cuando ellos son nuevos.
 
El príncipe entonces no tiene necesidad más que de no traspasar el orden seguido por sus mayores, y de contemporizar con los acaecimientos, después de lo cual le basta una ordinaria industria para conservarse siempre, a no ser que ha ya una fuerza extraordinaria, y llevada al exceso, que venga a privarle de su Estado. Si él le pierde, le recuperará, si lo quiere, por más poderoso y hábil que sea el usurpador que se ha apoderado de él.

[...]

Teniendo el príncipe natural menos motivos y necesidad de ofender a sus gobernados, está más amado por esto mismo; y si no tiene vicios muy irritantes que le hagan aborrecible, le amarán sus gobernados naturalmente y con razón. La antigüedad y continuación del reinado de su dinastía, hicieron olvidar los vestigios y causas de las mudanzas que le instalaron: lo cual es tanto más útil cuanto una mudanza deja siempre una piedra angular para hacer otra.

Parece que el que escribió el discurso leyó El príncipe de Niccolo Machiavelli... esperemos que no aplique todos sus capítulos.



miércoles, 18 de junio de 2014

La fábula del ornitorrinco

Un día, los mamíferos invitaron al Ornitorrinco a ser parte del reino animal pues tenía pelo y caminaba sobre la faz de la Tierra; para no quedarse atrás, las aves lo convidaron a ser parte de su mundo porque tenía pico, ponía huevos y tenía patas de pato; y los peces lo quisieron catalogar entre su especie pues sabía nadar y pasaba buena parte de su tiempo bajo el agua.

Tras considerar cada una de estas invitaciones, el Ornitorrinco los convocó a todos y les dijo: “Amigos, me honran sus deseos de contarme entre sus filas, pero aunque coincido con ustedes en alguna actividad; al final del día ni soy mamífero, ni soy ave, ni soy pez y, tratar de vivir como uno de ustedes sería traicionar lo que soy y, sé con certeza que no podría ser feliz viviendo a su manera”.

Moraleja: nunca podremos ser más felices que cuando somos nosotros mismos


viernes, 13 de junio de 2014

Parábola del caballo en el pozo

Un campesino poseía varios caballos que le ayudaban en los trabajos de su hacienda.
Un día su capataz se presentó nervioso y le contó que el mejor caballo que tenía en la hacienda se había caído a un viejo pozo abandonado.
Al conocer la noticia el campesino acudió rápidamente al pozo para ver con sus propios ojos cual era la situación de su valioso caballo.
Por suerte el caballo no se había lastimado pero el campesino enseguida se dio cuenta que sacarlo de allí resultaría una tarea difícil y muy costosa debido a la gran profundidad del pozo.
Su situación económica no iba bien, no estaba pasando por un buen momento debido a las malas cosechas de los últimos años.

Analizó fríamente lo ocurrido y vio que sacar al caballo de allí tenía un precio más elevado que lo que valía su caballo así que tomo una durísima decisión. Le pidió a su capataz que lo sacrificara tirando tierra al pozo para enterrarlo. Pensó que era mejor para el caballo morir rápidamente asfixiado que morir lentamente a causa del hambre y de no poder moverse allí abajo.
De manera que el capataz ordenó a varios de sus hombres que empezaran a tirar tierra al pozo y así lo hicieron.
Pero el caballo en lugar de quedarse quieto dejando que la tierra lo cubriera, se movía y sacudía la tierra cayendo ésta al suelo del pozo. De manera que cuanta más tierra lanzaban los empleados menos hondo se hacia el pozo y el caballo iba subiendo y subiendo. Hasta que finalmente logró salir.
Al final resultó que la tierra que lanzaban los hombres con la finalidad de matar al caballo, se transformó en su oportunidad para salir de allí. 

Desconozco el autor

martes, 10 de junio de 2014

La parábola del cactus y la rosa

Un hombre pregunto a un sabio si debía quedarse con su esposa o su amante .
El sabio tomo una Rosa en una mano y en su otra mano un Cactus y le pregunto al hombre: si yo te doy a escoger uno de los dos ¿cual eliges? 

Y el hombre sonrió y dijo la Rosa es lógico, y el sabio respondió a veces los hombres nos dejamos llevar por la belleza externa o lo mundano y eligen lo que brille más lo que valga más, pero no en esos placeres esta el amor, yo me quedaría con el Cactus porque la Rosa se marchita y muere, el Cactus en cambio sin importar el tiempo o el clima seguirá igual, verde con sus espinas.

Tu mujer conoce tus defectos, tus debilidades, tus errores, tus gritos, tus malos ratos y así está contigo, tu amante conoce tu dinero, tus lujos, los espacios de felicidad y tu sonrisa por eso está contigo"

Desconozco su autor