Un día, los mamíferos invitaron al Ornitorrinco a ser parte del reino
animal pues tenía pelo y caminaba sobre la faz de la Tierra; para no
quedarse atrás, las aves lo convidaron a ser parte de su mundo porque
tenía pico, ponía huevos y tenía patas de pato; y los peces lo quisieron
catalogar entre su especie pues sabía nadar y pasaba buena parte de su
tiempo bajo el agua.
Tras considerar cada una de estas invitaciones, el Ornitorrinco los
convocó a todos y les dijo: “Amigos, me honran sus deseos de contarme
entre sus filas, pero aunque coincido con ustedes en alguna actividad;
al final del día ni soy mamífero, ni soy ave, ni soy pez y, tratar de
vivir como uno de ustedes sería traicionar lo que soy y, sé con certeza
que no podría ser feliz viviendo a su manera”.
Moraleja: nunca podremos ser más felices que cuando somos nosotros mismos
No hay comentarios:
Publicar un comentario