Parece que la historia del fútbol está marcada siempre por la pobreza y por jóvenes o incluso niños llegados de todas las partes del mundo a Europa con el fin de lograr un sueño. Niños procedentes de África o de Sudamérica, que abandonan con sus familias buscando una vida ligada al fútbol que les permita disfrutar lo que para ellos eran eso... sueños.
Todos conocemos historias como las de Messi o Etoo, que en mitad a de su adolescencia abandonaron con sus familias sus países de origen para llegar a España y triunfar en las grandes ligas. Llegan a las canteras de grandes equipos que los forman como futbolistas y también como personas, puesto que viven en un régimen de semi-internamiento.
El fútbol es así y así seguirá siendo siempre, jóvenes talentos que arrastan a sus familias y que en la mayor parte de los casos se quedan en el camino sin llegar siquiera a disputar un partido en primera división. Sí, hay casos como el de Messi o el de Etoo, pero son los menos. Los más son los que no aparecen en las noticias, puesto que se han ido desvinculando de las canteras de los equipos que les cambiaron sus vidas y tienen que buscarse una nueva vida fuera del deporte.
Para intentar frenar esto, la FIFA establece una serie de medidas, que pueden parecer un tanto arbitrarias (¿por qué hace falta que tengan 18 años, cuando con 16 ya pueden ser profesionales?), para evitar este éxodo a Europa. Con ello tratan de cerrar las puertas a la especulación con el talento deportivo y de paso, cierran el camino a muchos jóvenes que por falta de recursos económicos en sus lugares de origen ven cerradas sus puertas al deporte.
El sancionado ahora es el Barcelona, un equipo con una dilatada trayectoria de fichajes adolescentes que tras un periodo en su Masía, llegan al primer equipo para luego repartirse por Europa. Llama la atención que no se trate de un jugador sino de nueve (diez, según algunas fuentes) y que la investigación se centre en un sólo equipo. Todos sabemos que no es el único que lo hace.
Llamamos "canterano" a quien ha nacido a miles de kilómetros y ha llegado en su adolescencia o infancia a estos centros formativos y nos quedamos contentos. Cierto es que sin el apoyo de estos grandes equipos, tal vez nunca habríamos oido hablar de Messi, pero tampoco hemos oido hablar de tantos otros que se también recorrieron los mismos pasos inciales, pero no pudieron completar el camino.
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